Superficies del anhelo: un retrato de la experiencia cinematográfica a partir de Shirin (2008) de Abbas Kiarostami

Resumen

Una película evidencia marcas de la intencionalidad de su director, determinando lo que el espectador puede ver y escuchar, pero también lo que permanece escondido de sus sentidos. Eso presupone idealizar la recepción fílmica a partir de esas decisiones, influyendo decisivamente en la relación del receptor con el filme y los grados de su envolvimiento con él. Convocar deseos, frustraciones y tensiones procedentes de la vida individual y colectiva del espectador conlleva la emersión de una oportunidad de manejar, confrontar o, incluso, solucionar cuestiones reales a través de la experiencia cinematográfica. Así, una obra fílmica encierra, en su carácter significante, la polisemia necesaria para que, en cada visionado, nuevos caminos se revelen para la película y para quien la vivencia. Shirin (Abbas Kiarostami, 2008) constituye una obra paradigmática en lo que concierne a esta indagación de los procesos e impactos inherentes a la recepción fílmica. Mezclando la escenificación sonora de un cuento mitológico y la performance de espectadoras (actrices) que se relacionan emocionalmente con la narrativa, Shirin entabla un trayecto abierto por los fantasmas de las realidades implícitas y explícitas de sus protagonistas. A partir del análisis de la película de Kiarostami, este artículo pretende identificar y relacionar diferentes aspectos, proximidades y distancias que conforman la complejidad e implicación vital de ver un filme, indagando la pantalla y los espectadores como superficies sensibles donde asoman los códigos-clave para desvelar anhelos por cumplir.