Resumen
Introducción
Javier Alcoriza
Discusión
Gonzalo Aguilar, Karen Fiss, Patricia Keller, José Antonio Pérez Bowie e Hidenori Okada
Conclusión
Javier Alcoriza
¿Qué es un clásico? La pregunta ha sido tan reiterada que parece dirigir el interés sobre sí misma antes que sobre la respuesta. Sin embargo, se ha respondido que la lectura de los clásicos —y, diríamos con mayor motivo, el visionado de las películas clásicas— aguza nuestra mirada. Conoceríamos a los clásicos para mejorar nuestra capacidad de visión. La respuesta se orienta antes a la facultad que al objeto al que se aplica, antes a una acción que a un resultado. Los clásicos se convertirían así en jueces cualificados del mundo que contemplamos en libros y películas. La pregunta por la necesidad de los clásicos es, ante todo, una pregunta por la existencia misma de los clásicos, por la definición de lo clásico, y, a continuación, otra pregunta por su necesidad; una pregunta por la necesidad de algo, como cuando un crítico afirmaba que un libro no vale nada si no vale mucho, o que solo ha valido la pena leerlo si hay que releerlo. En una primera aproximación, tal vez la más superficial, pero no prescindible, podemos concluir que son clásicas aquellas películas que hemos de rever, o que hemos visto, al menos, con la imborrable sensación de que esa no debía ser la única vez que habríamos de verlas. Lo clásico cita así intemporalmente la mirada, según la inclinación a considerarlo eterno, aun cuando —o precisamente porque, como se subraya en este debate— está firmemente arraigado a la materialidad de los hechos que afectan a su producción.